En el evangelio del domingo pasado, el ciego Bartimeo, “AL OÍR" que era Jesús Nazareno el que pasaba por allí, empezó a movilizarse. Gracias a la ESCUCHA atenta, acompañada de la manifestación de fe, fue llevado al encuentro y al diálogo con Jesús. Allí recobró la vista y se le abrió un nuevo horizonte, recibió una orientación decisiva: La de seguir a Jesús en total libertad, gratitud y amor.



Cada domingo, el evangelio nos invita a la ESCUCHA de la Palabra de Dios.

En el de hoy, Jesús no deja sin respuesta al escriba que va a su encuentro con un gran interrogante. Entre los cientos de mandamientos de la Torá: 
¿Qué mandamiento es el primero de todos? 
Jesús, no solamente le dará una respuesta, sino dos, porque Él mismo es la Respuesta completa de Dios. En Jesús tenemos la respuesta a todas nuestras preguntas si de verdad queremos encontrarlas. Pero para ello será necesaria nuestra escucha.




Qué importante es la ESCUCHA. Querer escuchar, saber escuchar, estar atento y predispuesto a escuchar. Cuantas cosas oímos, y qué poco a veces nos detenemos a escuchar. No faltan los ruidos y los susurros, que en muchos casos nos impiden escuchar el silencio, el lenguaje de Dios y del prójimo.
Cuantas cosas que ya dimos por sabidas y asimiladas, a veces nos sorprenden por la novedad que nos traen al recordarlas y examinarlas con detenimiento, con fe, amor y pasión.


Amar a Dios sobre todo y con todo nuestro ser, a primera vista puede parecernos difícil, casi imposible. La cosa está en si nos hemos detenido a escuchar, a conocerle mejor a través de su Palabra, a buscar la respuesta de porqué Dios es tan atrevido al pedirlo todo. Tal vez entonces nos costase menos amarle como nos pide y se merece. Jesús sabe escuchar al Padre, y en esa escucha atenta escucha a la humanidad. Ama al Padre, y en ese amor eterno al Padre, ama a los hombres. 

La vida eterna, nos dirá Jesús, que consiste en conocer a Dios, y a Jesucristo a quien Dios ha enviado. (Jn 17, 3) No en la multitud de sacrificios y holocaustos. El mismo Jesucristo, le dirá a Nicodemo, que la vida eterna es el resultado del AMOR DE DIOS, "Porque de tal manera amó Dios al mundo que dió a si Hijo único, para que TODO EL QUE CREA EN ÉL no perezca, sino que tenga vida eterna."
(Jn 3, 16) Cuando Cristo, por el amor de Dios llega a ser nuestra vida, cuesta poco amar a Dios con la vida y el ser. Amar a Dios, consiste más que nada, en dejarse amar por Dios. Al pedirnos nuestro amor total e incondicional, no nos dice otra cosa que nos dejemos envolver por su amor. Pues el que más ha sido amado es el que mayor capacidad tiene de amar. Para amar es necesario conocer el AMOR,a Dios. Amor con amor se paga cuando el corazón ha sido purificado, cuando es sincero y agradecido.
"Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero" 1 Jn 4,19


https://www.youtube.com/watch?v=G-3TB1Y0XSc
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Solo el Amor de Dios puede hacernos capaces de amarle a Él, al prójimo y a todas las criaturas.
Escuchemos a Dios,
escuchemos al prójimo.

No vale decir cuánto nos amamos,

miremos más bien cuanto nos escuchamos, y sobre todo AMEMOS, pero COMO ÉL NOS AMA.

https://www.youtube.com/watch?v=fDeLGZkThPs
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