Si el pasado domingo: "Gaudete", era una  invitación a  alegría en el Señor, este domingo nos convoca a seguir alegres en una escucha atenta, con fe en la Palabra. A ver en ella  que Dios ha querido y quiere alegrar vidas, no solo las nuestras,  sino también la vida de los demás. Se nos convida a la comunión, a alegrarnos juntos, a compartir tareas, esfuerzos, ... siendo así motivo de alegría para los demás.  A levantarnos sin demora, como María, a ponerse en camino, a llegar al encuentro del otro. A ser dóciles a la Palabra escuchada, tratando de hacerlo todo un poco más fácil en un mundo tan difícil. 

A veces, las circunstancias pueden parecer contrarias, haciéndonos creer que el encuentro y las buenas relaciones  entre las personas están fuera de nuestro control, lejos de nuestro alcance, que son imposibles; y nada más lejos de la realidad, porque para esa realidad es para lo que somos llamados.

"Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ..., ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien." (Evangelii Gaudium)

 María no espera razones para salir e ir al encuentro de Isabel, como tampoco el Sol espera a que se le suplique cada día a salir para derramar su luz y su calor. María, como el Sol, se apresura y sale al encuentro del otro, porque su razón es Dios.

Nadie ha dicho que las cosas vayan a resultar fáciles, pero tampoco que vayan a ser tan difíciles que se tornen imposibles, porque para el que escucha y cree, como María: "todo es posible y se vuelve mucho más fácil". No se trata de nuestra obra, sino de la de Dios en nosotros, y Fiel es el que nos llama. 

El camino se presenta y parece largo, abrupto, penoso, hasta con una gran montaña de impedimentos por en medio. Pero María, embarazada del Espíritu, con Jesús en su seno, llena de Gracia y alegría, con la bondad, humildad y paciencia como equipaje, emprende ese camino y sube la montaña, atravesando todos los obstáculos para ir al encuentro con el otro (Isabel), demostrando que paso a paso, y poco a poco, todo es posible cuando uno deja de mirarse a sí mismo y ve a Dios obrando o queriendo obrar también en el otro. 

"Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse." (EG)

María escucha a Dios, no se escucha así misma, y por eso su escucha es fecunda. No sólo cree, sino que ve a Dios, ve que está ahí, dirigiendo la historia, su historia, y las historias de las personas; queriendo derramar y derramando también en los demás el mismo Espíritu de gracia y alegría que ha derramado en ella. Su fe le hace sentir el fruto de Dios en su vientre, y es llevada a que también Cristo sea formado en nosotros. 


                                    
Será bueno sentir nuestras pequeñeces y bajezas, nuestras imposibilidades, dificultades o contrasentidos, pero mejor es creer y ver las grandes cosas que Dios puede hacer en nosotros, si estamos en sus manos y nos ponemos en camino. 

"porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre " (Lc 1, 49)

Dios escogió a David, el más joven y débil en apariencia, con la misión de que fuera rey de Israel. Escogió a Belén, la más pequeña de los clanes de Judá, para sacar de ella al que es Señor de cielos y tierra. 
Escogió hacerse niño, naciendo del seno de la virgen María, quien no tenía más alto concepto de sí que el que debía tener. 
Escogió nacer en Belén: "Casa del Pan", la más pequeña de los clanes de Judá, escogiendo hacerse Pan y así dar vida al mundo.
Escogió a las estériles, para hacerlas fértiles y fecundas, (Efrata: Campo fecundo) Y sigue escogiendo a lo más necios, para confundir a los sabios. A los débiles, para confundir los fuertes. A lo que no es, para reducir a nada lo que es. A nosotros, a no ser que nos creamos pequeños, pero sin Dios, o ya muy grandes pero por nosotros mismos.

  En la "Espera", María cree y camina para servir y compartir su alegría. 
También la santa andariega, Teresa, nos sigue recordando que: Es hora de caminar.
 (Joan Palero)


La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es más bien detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar ... 

El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares. 

La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. 
(EG)




Sal 79,2ac.3c.15-16.18-19





 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Domingo, 3 de noviembre de 2019    31º del Tiempo Ordinario - Ciclo C Más que un método de lectura de la Biblia, ... Es Encuentro con...