Pensamientos de un laico sobre la 1ª Lectura del domingo 24 de marzo de 2019

Domingo 3º de Cuaresma - Ciclo C


«He visto la opresión de mi pueblo, he oído sus quejas
contra los opresores, me he fijado en sus sufrimientos.
Voy a bajar a librarlos ...»  Éxodo (3,1-8a.13-15)
   No se debe dar lugar,  en la mente y el corazón, para pensar o creer que Dios es un Ser lejano, ausente, ajeno al hombre, a sus actos y sus sufrimientos. Todo lo contrario. De principio a fin, toda la historia de la humanidad está marcada por su presencia, una presencia empática, activa a favor de la humanidad. Solo basta que, como Moisés, este gran personaje de la historia antigua, queramos detenernos a mirar, y admirados queramos adentrarnos en el misterio de Dios.
  Moisés no llega a Horeb en busca de Dios, sino que Dios se hace el encontradizo con Moisés a través de lo cotidiano, de su oficio y todo lo que le pasa. Tal vez ,esa sea la diferencia entre el dios que el hombre busca, se imagina y cuenta a los demás, y el Dios que busca al hombre para revelarse y dársele a conocer en su naturaleza y su misma esencia. "MISERICORDIA"

De principio a final, Génesis-Apocalipsis, Dios Era y És. Es el Creador de todo y del hombre, y lejos de ser algo  inaccesible, es Persona, es Alguien. Es próximo y Amigo cercano de la humanidad. Cada atardecer, Dios bajaba a pasear con el hombre y la mujer por el Jardín de la cercanía y de la comunión. Nunca faltó a su cita, ni siquiera en el día más fatídico y oscuro del hombre, el día en que queriendo el hombre valerse por sí mismo, dió la espalda a Dios.  Precisamente en ese día, el principio de todos los dolores de la humanidad, al no encontrar al hombre en su lugar, como era costumbre, le llamó: ¿Dónde está tú?. No porque no supiera dónde estaba, sino para que recapacitando respondiera "desde su escondite". Ante esa respuesta,  Dios se les dio a conocer de una manera más plena y especial, mucho más profunda que antes, porque la salida del fondo más profundo de la vida, empieza cuando reconoces que estás allí por tus propias decisiones.
Lejos de ponerse a juzgar y dictar sentencias, Dios les recordó las consecuencias de sufrimiento y muerte del camino de sus determinaciones. Y amorosamente, con misericordia los desvistió de aquel corto y ridículo vestido, tejido por sus propias manos y con las hojas de la vegetación que ellos habían sido encargados de cuidar, es decir, el vestido de sus obras, resultado de la tierra y su propio trabajo. Dios tenía el vestido que ellos necesitaban, el mejor  para ellos. Sacrificó un animal, una vida inocente, y con las pieles de aquella víctima, figura de Cristo, los revistió, prometiendoles Salvación, liberación del sufrimiento y de la muerte. 

La humanidad ha cambiado mucho a través de la historia, parece que en muchas cosas y en muchos campos hayamos mejorado y avanzado, luchando contra el sufrimiento y la opresión, pero la esencia, los caminos del hombre son los mismos. Queriendo encumbrarnos y salir, caemos y nos metemos en mayores problemas.
Gracias a Dios que, Él no ha cambiado. Él sigue siendo el mismo, ayer, hoy y eternamente.
"ES EL QUE ES", YAHVEH, Ese es su nombre, su esencia, para siempre: MISERICORDIA.

Sigue, como Dios, mirando desde el Cielo nuestros sufrimientos. Y como Salvador, sigue bajando, estando entre nosotros para liberarnos. Enseñándonos un Camino muy contrapuesto al nuestro, el del abajamiento, y preguntando a cada uno, como a Adán: ¿Dónde estás tú? Llamando personalmente,  como a Moisés: "Moisés, Moisés" A detenernos en el camino, en nuestros quehaceres ante la contemplación del Misterio del Amor de Dios. A dejarnos seducir, a querer acercarnos y adentrarnos, con curiosidad y anhelo de lo santo. Con reverencia y temor, escuchando y reconociendo nuestros límites. Y sobre todo, a ser uno con Él en el deseo y la misión misericordiosa de bajar a ser alivio y socorro de los demás, dando a conocer su Nombre.

  Vivimos tiempos de verdaderos espectáculos, verdaderos dramas políticos, sociales, incluso religiosos. Situaciones decepcionantes que aumentan la apatía, el abandono de lo santo, aumentando así el sufrimiento humano en todos los niveles, robando el consuelo y la liberación de Dios.   Pero Dios sigue siendo el mismo y representando su misma obra, espectáculos como el de la zarza y el de la cruz, para llamar nuestra atención y encontrarse con el hombre. La pregunta hoy, también es la misma que Dios hizo a través de Isaías:

Joan Palero




¡ADMIRABLE!




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