<<Juan, ese es su nombre. >>


El nombre “Juan”, significa:
Dios es Misericordioso, Dios ha sido propicio, Dios perdona,…

Juan, un profeta, sí,  el último de los profetas de la Antigua Alianza. Pero más que profeta, todos los profetas predijeron la Salvación, Juan la presentó_ 'Éste es..."
Un hombre traído al mundo a pesar de toda contrariedad física y lógica. Anunciado desde antiguo, por boca de antiguos profetas, incluso por el mismo arcángel Gabriel, quien  anunció a María la encarnación del Hijo de Dios.
Para que Jesús aparezca en la escena de este mundo, a Dios le fue necesario Juan.  Una criatura llena del Espíritu de Dios, aun desde el seno de su madre. Capacitado por el Espíritu para reconocer la presencia de Dios, aún siendo un no nacido. Capaz de saltar de alegría en el encuentro con las personas, con María, reconociendo en ella la presencia de Dios. Capaz de reconocer al Señor entre la multitud, y precisamente entre la multitud en la que menos podría  uno esperar encontrar a Dios, entre la multitud de los pecadores. 
Juan no habla de sí, ni se señala a sí mismo, es solo vocero de Dios, voz que exclama: <<Preparad camino al Señor. Y: Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del Mundo.>>
Juan, más que un profeta, pero vestido de humildad. Su vestido es como el que Dios proveyó a Adán, las pieles  de una víctima sacrificada y despellejada para cubrir la desnudez humana, sin más ropajes ni apariencias. De casta sacerdotal, por ser hijo de Zacarías, vivirá alejado del templo y de los  sacrificios que no quitan el pecado de raíz,  sino que son solo buenas aspiraciones e intenciones.  Habitará en el  desierto, donde vivirá y lo obtendrá todo en plena y total dependencia de Dios. Sabrá esperar siempre esperanzado, caminará de la Mano de Dios aliviando a los descartados,  esperando el tiempo, el momento, la señal de Dios para manifestar al que es la Divina Misericordia. Sin protagonismos, sin ideologías, sin dejarse llevar por tentaciones de poder o grandezas, desprendido, sin tener en cuenta las opiniones humanas, buscando solo la aprobación del Señor. 
Juan sabe quién es, y vive su misión viviendo su elección y lo que significa su nombre.
 Juan, ese es su nombre.   
En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más PEQUEÑO en el Reino de los Cielos es MAYOR QUE ÉL. 

Si el amigo del Esposo fue así, podemos deducir cómo debemos ser la Esposa.
No importa cómo nos llamemos, lo que importa es que Dios necesita Juanes en cada tiempo. Juanes que vivan de la Misericordia y la proclamen.

Joan Palero

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